lunes, 14 de enero de 2013

EL ÁRBOL QUE HABLABA


El origen de la humanidad.

Pintura Rupestre
Tassili N´Ajjer, Argelia
(ca. 5000 aC)
Es todavía motivo de discusión en qué lugar apareció el primer hombre con las características modernas. Las mayoría de las teorías admiten que el homo sapiens sapiens, tal la denominación del hombre moderno, estuvo sin dudas inicialmente en África, hace alrededor de 200.000 años y de allí se expandió a los otros continentes.

Citar un cuento de origen africano supone acercarse al núcleo de nuestro origen. Además, que el relato citado haga referencia al lenguaje, nos pone ante la más importante creación del hombre primitivo. El homo sapiens sapiens estuvo capacitado para la comunicación sonora desde sus comienzos, incluso heredó una cierta lengua de sus antepasados. Pero hace 50.000 fue capaz de los grafismos de símbolos, y hace unos 7.000 años empezamos a escribir.


El árbol que hablaba

Había un lobo en la selva. Un día, cuando estaba afuera paseando, encontró a un árbol que tenía unas hojas que parecían caras de personas. Escuchó atentamente y pudo oír al árbol hablar.
El lobo se asustó y dijo:
-Hasta el día de hoy nunca me había encontrado con algo tan raro como un árbol hablante.

Tan pronto como hubo dicho estas palabras, alguna cosa que no pudo ver lo golpeó y lo dejó inconsciente. No sabía durante cuánto tiempo había estado allí tendido en el suelo, pero cuando despertó estaba demasiado asustado para hablar. Se levantó inmediatamente y empezó a correr.

El lobo estuvo pensando acerca de lo que le había ocurrido y se dio cuenta de que podía usar el árbol para su provecho. Se fue paseando de nuevo y se encontró a un antílope. Le contó lo del árbol que hablaba, pero el antílope no le creyó.
Figuras femenina y masculina
Congo (siglos XVIII-XIX)

-Ven y lo verás tu mismo -dijo el lobo- pero cuando llegues delante del árbol asegúrate de decir estas palabras: "Hasta el día de hoy nunca me había encontrado con algo tan raro como un árbol hablante". Si no las dices, morirás.

El lobo y el antílope se acercaron hasta el árbol que hablaba. El antílope dijo:
-Has dicho la verdad, lobo, hasta el día de hoy nunca me había encontrado con algo tan raro como un árbol hablante.

Tan pronto como dijo esto alguna cosa lo golpeó y lo dejó inconsciente. El lobo cargó con él a su espalda y se lo llevó a casa para comérselo. "Este árbol que habla solucionará todos mis problemas", pensó el lobo. "Si soy inteligente nunca más volveré a pasar hambre."

Al día siguiente el lobo estaba paseando como de costumbre. Al cabo de un rato se encontró con una tortuga. Le contó la misma historia que le había contado al antílope, y la llevó hasta el lugar. La tortuga se sorprendió cuando vio al árbol hablante.

-No creía que esto fuera posible -dijo- hasta el día de hoy nunca me había encontrado con algo tan raro como un árbol hablante.

Inmediatamente fue golpeada por algo que no pudo ver y cayó inconsciente. El lobo la arrastró hasta su casa y la puso en una olla. Pensó en hacer una estupenda sopa.

El lobo estaba orgulloso de sí mismo. Después del antílope y la tortuga cazó un ave, un jabalí, y un ciervo. Nunca antes había comido mejor. Siempre usaba la misma estrategia. Contaba a sus presas que debían decir que nunca antes habían visto a un árbol hablar y que si no lo decían morirían.

Todos ellos hicieron lo que el lobo les dijo y todos ellos quedaron inconscientes. Luego el lobo cargaba con ellos hasta su casa. Era un plan perfecto, él lo creía simple e infalible, y agradecía a las estrellas el hecho de haber encontrado a ese árbol. Esperaba comer como un rey durante el resto de su vida.

Un día, que se sentía con algo de hambre, el lobo fue a pasear de nuevo. Esta vez se encontró con una liebre. El lobo le dijo:
-Hermana liebre, he visto algo que tú no has visto desde el tiempo de tus antepasados.
-Hermano mayor, ¿qué puede ser? -preguntó la liebre.
-He visto un árbol que habla en la selva -dijo el lobo.
Contó la misma historia de siempre a la liebre y se ofreció para llevarla a ver ese árbol hablante.

Fueron juntos hasta el lugar. Cuando se acercaban al árbol el lobo le dijo:
-No olvides lo que te he contado.
-¿Qué me contaste? -preguntó la liebre.
-Lo que debes decir cuando llegues junto al árbol, o si no, morirás -dijo el lobo.
-¡Oh!, sí -dijo la liebre-.
Y empezó a hablar con el árbol.

-¡Oh!, árbol, ¡oh!, árbol -dijo-. Eres un árbol precioso.
.No, esto no -dijo el lobo.
-Perdona -dijo la liebre. Entonces habló de nuevo-. Árbol, ¡oh!, árbol, nunca pensé que pudieras ser tan maravilloso.
-¡No, no! -dijo el lobo- no un árbol precioso, un árbol hablante. Te dije que tenías que decir que nunca habías visto antes a un árbol hablante.
Tan pronto como hubo dicho estas palabras, el lobo cayó inconsciente. La liebre se fue andando y mirando hacia el árbol y el lobo. Luego sonrió:
-Entonces, este era el plan del señor Lobo -dijo-. Se pensaba que este lugar era un comedero y yo su comida.

La liebre se marchó y contó a todos los animales de la selva el secreto del árbol que hablaba. El plan del lobo fue descubierto, y el árbol, sin herir a nadie, continuó hablando solo.


La comunicación simbólica.

La comunicación usa los símbolos como los elementos que pueden ser comprendidos por todos. Es un mecanismo sencillo, aunque toma mucho tiempo elaborarlo, pues se necesitan varias generaciones para que cumpla sus funciones.

El árbol de la vida
Talla Makonde
Tanzania.
Los símbolos se basan en la observación de la realidad, y en vincular cosas evidentes con otras menos evidentes o invisibles. No nos es evidente la ira, se nos hace clara a través de la expresión del rostro. No podemos tocar la tristeza, sino que se manifiesta a través de las lágrimas. No podemos agarrar la alegría, pero todos sabemos que la risa es su símbolo universal.

Hay vinculaciones que son evidentes para todos. Hay otros símbolos que son propios de ciertos grupos humanos. También los hay personales, esto quiere decir que solamente el propio individuo los puede comprender. Por ejemplo, muchas cosas que soñamos tienen sentido solamente para cada uno de nosotros y nadie puede acceder a su mensaje secreto si no los interpretamos individualmente.

En nuestro tiempo, los símbolos se están modificando mucho, como si se estuviese produciendo un gran cambio más allá de nuestra comprensión. Es algo que escapa a cualquier planificación y dominio. Nadie sabe hacia donde va. Pero, sea que entremos en una nueva etapa o permanezcamos en la misma, nos viene bien ir recorriendo con serenidad los símbolos que se han elaborado hasta hoy.

Símbolos en el cuento.

El cuento presenta hay varios temas dominantes. Uno es el árbol, que pone en comunicación los tres niveles del cosmos. Con sus raíces, se alcanza lo subterráneo; el tronco y las primeras ramas se desenvuelven en la superficie de la Tierra, y con su copa, atraída por la luz del cielo, se llega a las alturas. El otro es el lobo, un engañador, alguien que transforma su experiencia negativa de ser desmayado por el golpe del árbol, en un beneficio exclusivo para sí mismo, lo que se denomina un “ventajero”.

Cortina
Tribu Fulani, Ghana
(Siglo XIX)
El contraste lo da la liebre que, con aparente ingenuidad, pone en evidencia la maldad de su oponente. Lejos de esconder su aprendizaje, el cuento termina cuando este animalito se comunica con el resto de los animales de la selva para compartir el secreto del árbol que hablaba, y de esta manera derrotar definitivamente al enemigo devorador.

La liebre y el conejo su equivalente, son animales relacionados con la luna, el astro de la noche, pues se dice que los conejos duermen de día y saltan de noche. La observación humana se ha dado cuenta que la liebre, como la luna, aparece y desaparece con silencio y en la sombra. Además, son tan prolíficos, que han sido usados para ilustrar la relación de la luna con el ciclo de la vida. Esto se ve en las tradiciones africanas, en las del continente americano, y también en India y China.

Otro aspecto de la liebre es que es un animal que alienta la vida de los seres humanos y es mediador con la divinidad más importante. El conejo es considerado un héroe mítico, manso como el cordero, e inofensivo. Estas características aparecen también Jesucristo, según las tradiciones antiguas.

Hay otros aspectos del símbolo en las distintas civilizaciones. Pero lo importante del cuento pasa por la comunicación. No es solamente hablar, como lo hace el árbol o los mismos animales. La comunicación es una actitud de transmitir lo que beneficie a los otros, es contar los secretos para nadie caiga en las trampas de los devoradores. Es tener la actitud de la liebre, una alegre admiración por las cosas extraordinarias con expresión propia, sin repetir lo que dicen los malvados.

Umuhimuwa matunda
George Lilanga
(Tanzania, 1934-2005)